Es un honor para mí el presentarme ante ustedes y expresar estas palabras. En primer lugar, quiero agradecer infinitamente a Dios, quien en su gran misericordia se ha placido en permitirnos llegar aquí y ser lo que hoy somos; y por tener el enorme privilegio de conocerle a Él y Su palabra. Agradezco a mis padres por su incondicional apoyo para conmigo, en los estudios y, en todas y cada una de las áreas de mi vida, por inculcarme que el esfuerzo tiene su fruto.
Quiero agradecer a mis profesores, especialmente deseo nombrar al profesor Anthony García, quien logró hacer que la materia que menos me gusta, no fuera tediosa en lo absoluto y yo pudiera comprenderla, gracias por explicar tantas veces yo necesitara, y porque además de ser un maestro, se convirtió en un gran amigo para todos nosotros; menciono también al profesor Julio Padilla, quien creó constantes retos académicos, nos enseñó que la vida te dará golpes fuertes y debes lidiar con ellos, pues te ayudarán a conseguir tu objetivo, gracias por confiar en mi potencial. Y quiero hacer una mención especial, a la profesora Eunice de Quero; gracias por hacer al aula un hogar, gracias porque como mamá, junto a mi padre, me enseñaste que la mente negativa y cerrada no te lleva a nada, y como profesora nos demostraste que no hay reto que nos quede grande si así lo queremos, gracias por pedir más de lo que hubiésemos dado, por hacernos sentir orgullosos de lo que somos y de lo que logramos, en el futuro espero ser esa clase de maestra. Gracias igualmente a todos los profesores que fueron un peldaño más en nuestro camino para llegar a este día.
Adaptarse es una de las cosas más difíciles en nuestra vida, y es irónico que sea tan común el deber hacerlo. Si no lo sabían, soy de otro país, y mudarme acá fue una experiencia que marcó mi vida grandemente, adaptarme fue difícil, y si soy sincera, no lo hago por completo, tal vez nunca lo haga. Toda esa situación no fue fácil; sin embargo, se ha vuelto una fase más en mi vida que nutre y forma lo que soy. La vida da muchas vueltas y debemos aprender de ellas, pues sabemos de sobra que todo tiene un propósito, incluso cuando aún no somos capaces de verlo. Lo dice una promoción que, un viernes normal desde la casa, mirando una pantalla, terminó el bachillerato, pero ¿quién, pues, somos nosotros para criticar el plan de Dios?
Hoy, compañeros, no cerramos un capítulo, finalizamos un libro; un libro de esos que te hacen saltar de emoción y al otro segundo te encuentras llorando en una esquina, de esos que bien podrían compararse con una montaña rusa de emociones, que tiene tantas altas como bajas. Hoy comenzamos un libro nuevo, con una trama diferente, diversos personajes y retos a los que no estamos acostumbrados. Les diría que no tuviésemos miedo, pero eso sería casi imposible, y está bien, tengamos miedo, pero arriesguémonos con él y superémoslo. Recuerden que somos una familia, y la familia, por muy fastidiosa que a veces resulte, se lleva en el corazón. Tal vez no todos seamos protagonistas en el nuevo libro de cada compañero, pero sin duda brillaremos en el que acabamos de cerrar y esos son recuerdos que se tallan más allá de la memoria.
Recuerdo mi primer día aquí, siendo nueva llegué a la fila en formación con estos muchachos y lo primero que recibí fue a cinco chicas que comenzaron a hacerme preguntas, cinco de las cuales, tres me abrazaron como si me conocieran de toda la vida, creo que esta historia, una de muchísimas, resume bastante bien lo que somos como grupo.
Personas se han ido y otras han llegado, pero nuestro corazón es lo suficientemente grande para agregar más gente y experiencia a nuestras vidas. No nos vemos cada día como antes, pero espero en Dios que de vez en cuando nos reunamos a leer nuestros nuevos libros, así reír como en los viejos tiempos y añadir otro capítulo que nos recuerde lo que somos, o lo que alguna vez fuimos. Algunos seguirán en contacto porque van a la misma universidad y otros quizá porque su amistad es tan fuerte que la distancia no romperá su lazo.
Mi mensaje para ustedes, compañeros, es que sin importar cuán lejos te encuentres del resto o cuántas caras hayas olvidado, siempre recuerda ser la luz en la oscuridad, recuerda que naciste Para Adorar a Nuestro Dios Asombroso, recuerda ser un PANDA donde quiera que vayas, con quien quiera que estés.
Quiero finalizar recordando nuestro lanzamiento, el mensaje del primer acto se basaba en una clase de virus. Nuestra promoción y su lema poco a poco invadía a aquellos que se consideraban sanos; era una metáfora, en este mundo, nosotros somos los locos enfermos que desean contaminar a todo el resto, Jesús nos advirtió de esto, que la gente nos llamaría de esa forma. En este caso, con referencia a esta “infección”, también conocida como cristianismo, te pido que te quites la mascarilla, porque recuerda que esta enfermedad, no destruye, sino que te ayuda a sanar. Recuerda que tú también puedes ser un PANDA.
Deseo agradecer a mis compañeros por brindarme una etapa feliz llena de amistad, amor y lealtad, gracias por hacer la vida más alegre. Dios bendiga a todos, buenas noches y gracias.
Sabrina Quero.
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